enero 2009


Hoy he recibido un correo de un amigo español en el que, sorprendido, me preguntaba si había visto esto: El Mundo. Personalmente, nunca tuve el placer de ver en directo el uso de cadenas para amarrar con seguridad las pertenencias a la silla donde uno está sentado, pero cierto es que desde que tengo uso de razón, yo en Argentina jamás he dejado una mochila, bolsa, bolso y demás efectos personales fuera de la vista. Aún así, alguna vez me han robado.

Lo triste de esta noticia no es lo que comenta, porque robos hay en todo el planeta, sino que me he dado cuenta de que ya no siento vergüenza por la fama que este tipo de sucesos nos otorga a los argentinos. Eso es más triste aún, ¿estaré perdiendo mi verdadera nacionalidad? Espero que no, porque yo quiero ser argentino toda mi vida, con lo bueno y con lo malo.

Un abrazo,
Fede

 

Guante Blanco

Guante Blanco

Finalmente se acabaron las vacaciones y toca volver a la rutina en este nuevo año 2009. Uno de los gustos que pude darme durante mis vacaciones fue disfrutar de la serie de TVE «Guante Blanco». La historia trata de un grupo de 4 personas que se dedican a realizar robos profesionales, con la característica de que son hurtos muy bien planificados donde no utilizan la violencia y sólo roban objetos de alto valor muy bien asegurados. Tampoco roban dinero nunca. Completa la historia el grupo de efectivos de la policía nacional que intentan cazarlos. Lo que más me atrae de esta serie es el ingenio que aplican en cada robo, cosa que me recuerda a otra serie llamada «Los Simuladores», originaria de Argentina y adaptada luego en España.

Desafortunadamente, las cadenas de televisión están dirigidas por descerebrados que, en este caso, han decidido retirar la tira por baja audiencia tras 3 episodios. La siguieron emitiendo por internet durante otros 5 episodios, pero finalmente se acabó de forma apresurada dejando un final un tanto forzado y desagradable. Ojalá reconsideraran la decisión y retomasen el trabajo, pero lo dudo. Si no es Gran Hermano, entonces no vale la pena.

El caso es que, ávido de más tramas detectivescas, me crucé con la serie Leverage, que se emite en Estados Unidos. No esperaba mucho de ella, pero le dí un voto de confianza y miré 2 episodios. La trama incluye a un grupo de 4 personas que realizan robos con un cierto espíritu de Robin Hood: roban a ricos para dar a los más necesitados. No me defraudó porque me encontré con lo que esperaba: una pandilla de coleguitas que juegan a ser adolescentes, que sienten que robar para los pobres es cool y que ellos son los salvadores del mundo mientras le dan una patada en el trasero a los malos. Yeah! Come on boys!. Lo de sentirse salvadores de los más necesitados es curioso, se repite en muchas películas estadounidenses y en una gran mayoría de sus series… es para analizarlo.

Después de ver ambas series casi al mismo tiempo me reafirmo en lo que suele ocurrir con las últimas producciones norteamericanas: no usan la cabeza. Es decir, mientras en series como Guante Blanco o Los Simuladores los guionistas realizan unas operaciones sumamente astutas e ingeniosas, donde no hay violencia de ningún tipo, tan solo hábil engaño, en Leverage todos los atracos se consiguen gracias a altísima tecnología, saber pegar mejor que los malos y aprovechar la voluptuosidad femenina para convencer a las víctimas. Es decir, si hay que abrir una puerta con cerradura de combinación, en Guante Blanco se les ocurrió engañar al dueño de la mano que pulsaba las teclas para llenarle los dedos de una solución invisible y pegadiza que marcaría las teclas que son pulsadas mientras que en Leverage sólo bastó insertar una tarjeta conectada a una máquina que por fuerza bruta obtenía la posible combinación. 

En conclusión, la tecnología le está haciendo mucho daño a las tramas policiacas… ¡Feliz 2009 para todos!

Un abrazo,
Fede